domingo, 25 de junio de 2006

Un «contemporáneo» de Cristo

Luis-Fernando Valdés

¿Existen los santos? La cuestión es profunda: si en nuestra época hemos destacado la autonomía del hombre frente a la naturaleza y también respecto a lo divino, entonces, ¿para qué necesitamos a un santo? Los avances científicos, tecnológicos y económicos han favorecido nuestro bienestar, pero tienen como efecto colateral que, con frecuencia, quienes disfrutan de este beneficio no encuentran el porqué y el para qué de su propia existencia. Y es aquí donde encuentran su papel los santos.
Un santo ante todo es un ser humano, un hijo de su tiempo, que tiene como rasgo importante que ha sabido conectar su vida con la de Jesucristo, de modo que su existencia cobra sentido a la luz de la vida y las enseñanzas del Maestro. Un santo es necesario hoy día porque nos da ejemplo de encontrar sentido a la vida.
Esta experiencia no es lejana a nuestro tiempo. Hay santos de hoy. Uno de ellos es San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei. Este sacerdote falleció el 26 de junio de 1975, y fue canonizado por Juan Pablo II, el 6 de octubre de 2002, en la Plaza de San Pedro.
Se puede decir que es un contemporáneo nuestro, un hombre de nuestra época. Y con su vida nos ha dado ejemplo de que Cristo es actual. Este santo pudo conectar su vida con la de Cristo. Supo no sólo tomar sus enseñanzas, sino entrar en comunión verdadera —auténtica amistad— con Jesucristo. Y esto es lo que necesitamos las personas de hoy para vivir con sentido.
Esta característica central del Fundador del Opus Dei fue resaltada por el entonces Card. Ratzinger, que en 1993 afirmaba que, para Josemaría Escrivá, «la contemplación de la vida terrena de Jesús … conduce a la iluminación, a partir de Dios, de las circunstancias del vivir cotidiano». Es decir, este santo muestra a los hombres y mujeres de hoy un camino eficaz para encontrar a Dios en medio de la vida diaria.
En su famoso libro, «Camino» (n. 584), San Josemaría escribió: «No es Cristo una figura que pasó. No es un recuerdo que se pierde en la historia. ¡Vive!». Escrivá estaba convencido de que Cristo es contemporáneo a cada generación humana, y por eso afirmaba que cada cristiano puede —y debe— vivir en trata directo y continuo con Jesucristo.
Hay un episodio de su vida que refleja este afán de acercar a las personas a Cristo vivo. Al inicio de su labor sacerdotal, solía regalar libros de la vida de Cristo a las personas que hablan con él. En 1933, al entregar uno de estos ejemplares a un joven Arquitecto, escribió en la primera página, a modo de dedicatoria: «Que busques a Cristo. Que encuentres a Cristo. Que ames a Cristo». Y este consejo muestra fielmente un rasgo importante de su vida: San Josemaría llevaba las almas a Cristo y Cristo a las almas..
Esta cercanía que el Fundador del Opus Dei tenía con Jesucristo era fruto de buscar la amistad con Cristo, ahí donde Jesús se encuentra: en la Eucaristía y en el Evangelio. Por eso, quienes leen sus libros o ven las tertulias filmadas, se quedan con la impresión de que San Josemaría estuviera platicando la vida de un conocido suyo de toda la vida, en este caso, Jesús de Nazaret.
Josemaría Escrivá supo ser «contemporáneo» de Cristo. Esta actitud de sigue vigente en nuestros días, porque los hombres de hoy necesitamos encontrar el sentido de nuestra vida. Y ésta es la razón de ser de los santos: darnos ejemplo de que sí es posible vivir con Dios, en el mundo actual.

Correo: lfvaldes@gmail.com
http://columnafeyrazon.blogspot.com

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