domingo, 15 de abril de 2012

Vaticano a Irlanda: no más encubrimiento


Año 8, número 363.
Luis-Fernando Valdés

En el año 2010, Benedicto XVI decidió tomar medidas fuertes sobre la Iglesia en Irlanda, que no había actuado con rapidez y severidad en los casos de abusos a menores. El Papa pidió una investigación, cuyas conclusiones se acaba de publicar. ¿Qué descubrió el Vaticano en las tierras de San Patricio?

En 2010, el Santo Padre envió una Carta a los católicos de ese país (19.III.2010), y luego ordenó una visita apostólica (una “auditoria”) a cuatro diócesis (12.XI.2012), que concluyó el verano de 2011. La Santa Sede prometió un documento con las conclusiones de esa visita (6.VI.2011), que ahora se acaba de publicar (20.III.2012).

El documento resume los resultados que derivaron de las visitas a las cuatro archidiócesis metropolitanas de Armagh,  Dublín, Cashel y Emly, y Tuam, a cerca de treinta institutos religiosos y a cinco seminarios: Saint Patrick's College de Maynooth, Pontificio Colegio Irlandés en Roma, Saint Malachy College de Belfast, All Hallows College de Dublín y Milltown Institute of Theology and Philosphy de Dublín.

El informe responde a los cuestionamientos que se le hicieron a la Iglesia durante los momentos más duros de esta crisis: encubrimiento y reacción lenta, una estructura burocrática que no favorecía una respuesta rápida y contundente, la atención a las víctimas, y la cooperación con las autoridades civiles y la formación de los candidatos al sacerdocio, para que esto no se repita.

El texto reconoció la gravedad de las faltas que dieron lugar en el pasado a una comprensión y una reacción insuficientes, incluso por parte de obispos y superiores religiosos. Y a la vez, el escrito permitió constatar con claridad que a partir de los años noventa se han dado pasos adelante decisivos, que han llevado a una mayor consciencia del  problema y a cambios profundos en el modo de afrontarlo.

El informe anuncia también que la Santa Sede y el episcopado irlandés ya han iniciado un diálogo para modificar la actual configuración de las diócesis, de manera que sean más eficaces para ayudar a la actual situación de la Iglesia irlandesa.

El reporte menciona las líneas de acción a seguir, las cuales prevén la acción conjunta de las autoridades y de los fieles católicos en el trabajo de prevención y formación; una estrecha colaboración con las autoridades civiles en la presentación de las acusaciones; y también el constante  recurso a la Congregación para la Doctrina de la Fe, dicasterio encargado de juzgar a los casos de pederastia.

Pero, ¿qué descubrió la Santa Sede? Como queda claro en este documento y en los anteriores, el Vaticano encontró que los obispos implicados no tomaron en cuenta el bien común, retirando de modo definitivo a los agresores; que la atención a las víctimas era deficiente; y que se debían replantear la estructura burocrática misma.

¿Esto es importante? Sí, lo es, porque implica un cambio muy grande, aunque hoy día no sea tan perceptible. Se están poniendo las bases para que se reduzcan los casos, y para darle prioridad a las víctimas. Esto se notará en 10 o 20 años.

Y estas medidas representan una gran señal para los católicos. El mensaje es claro: el liderazgo de Benedicto XVI ha mostrado que es capaz de abordar una situación muy difícil, “destapar las cloacas” y tomar medidas tanto disciplinares (que incluyen la expulsión de los clérigos abusadores y su denuncia civil) como estructurales (para agilizar los procesos). Seguramente pasará a la historia como el Papa que se enfrentó decididamente a la corrupción.

Para saber más sobre la Iglesia y la pederastia, click aquí.

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