domingo, 15 de junio de 2014

Romper la espiral del odio

Año 10, número 475
Luis-Fernando Valdés

Hay un hecho histórico que no debe silenciarse. El Papa y los líderes de Israel y Palestina se reunieron para rezar por la paz. En los mensajes de esa jornada encontramos las claves de la paz. Veamos.
Histórica foto por la paz, en el Vaticano.

El pasado domingo 8 de junio, el Presidente israelí, Shimon Peres y el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, junto con el Patriarca de Constantinopla, acudieron al Vaticano, atendiendo a la invitación del Papa Francisco, que les ofreció su casa para rezar por la paz.

Se trataba de un evento religioso. Los líderes de esas dos naciones en conflicto no se presentaron en Ciudad del Vaticano para realizar negociaciones de paz, sino para rezar cada uno según su credo y pedir al Creador el don de la concordia.

En los jardines vaticanos, se reunieron los cuatro personajes, dirigieron sus plegarias y juntos plantaron un árbol de olivo, cuyas ramas son el símbolo de la paz. En sus discursos podemos ver que hay un deseo auténtico de paz, aunque las negociaciones no alcancen acuerdos por ahora.

El Presidente Peres afirmó que “dos pueblos –los israelíes y los palestinos- desean aún ardientemente la paz. Las lágrimas de las madres y sus hijos están aún impresas en nuestros corazones. Nosotros debemos poner fin a los gritos, a la violencia, al conflicto. Todos nosotros tenemos necesidad de paz. Paz entre iguales”.

Y añadió: “Nosotros todos somos iguales ante el señor. Nosotros somos todos parte de la familia humana. Por ello sin paz nosotros no estamos completos y debemos aún cumplir la misión de la humanidad”.

Después, el Presidente palestino, Mahmud Abbas, rezó así: “Te suplico, Señor, en el nombre de mi pueblo, el pueblo de la palestina –musulmanes, cristianos y samaritanos- que desea ardientemente una paz justa, una vida digna y la libertad, te suplico, Señor, que hagas el futuro de nuestro pueblo próspero y prometedor, con la libertad en un Estado soberano e independiente”.

Por su parte, el Santo Padre en su discurso afirmó que “para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no al doblez”.

El Papa continuó: “La historia nos enseña que nuestras fuerzas por sí solas no son suficientes. (…) Por eso estamos aquí, porque sabemos y creemos que necesitamos la ayuda de Dios.”

Y en núcleo de su mensaje fue éste: “Hemos escuchado una llamada, y debemos responder: la llamada a romper la espiral del odio y la violencia; a doblegarla con una sola palabra: hermano. Pero para decir esta palabra, todos debemos levantar la mirada al cielo, y reconocernos hijos de un mismo padre”. (News.va, 9 junio 2014)

En estos discursos encontramos las claves de la paz: 1) reconocer que todos somos iguales ante Dios, 2) reconocer que todos formamos una sola familia humana, 3) reconocer que la guerra destruye las familias, especialmente a los hijos, 4) reconocer que dentro las fronteras de un mismo país conviven creyentes de varias religiones, 5) fomentar el diálogo y respetar los acuerdos, 6) aceptar que se requiere la ayuda divina  para poder reconocernos como hermanos y así romper la inercia de la venganza.

Estos principios para alcanzar la paz de las naciones son también una guía poderosa para conseguir la paz en nuestras familias y entre los habitantes de nuestros pueblos. Meditémoslos y  apostemos por la paz.

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